Solo puedo decir con profunda admiración y con cada célula estremecida, que no he conocido una Leona más valiente, segura, con tanta fuerza y certeza, con tanta capacidad para mantenerse a pesar de una selva tan hostil, para ser fiel hasta el último instante, porque lo fue. Incluso haber pedido la intervención siguiendo su instinto solo muestra su capacidad de ser fiel a sí misma.
Al contar la historia sigue el dolor de la soledad y de la sensación de abandono y antes de que esta historia se convierta en la de una víctima de un sistema o de su propia decisión, debo subrayar que esta Leona es un claro ejemplo de que no importa el contexto, la situación, el lugar o los animales que nos encontremos en la selva, siempre, siempre, tenemos la capacidad de decidir principalmente sobre nosotros, sobre nuestros pensamientos, sobre lo que sentimos, sobre cómo impactan los demás en nosotros y claro está sobre nuestras acciones…
Esta es una historia que se tiene que contar porque esta Leona (aunque aún no se lo cree) es la más guerrera que yo haya conocido, se llenó de todo el amor posible y en esa selva fría, alejada de su macho, sola y rodeada de animales prácticos, ausentes, confrontadores de su verdad, protegió a su cachorro, lo rodeó de canciones, de oxigeno lleno de amor, luchó junto a él ... así que nunca estuvo sola, se tenía a sí misma y su bebé jamás lo estuvo, tuvo siempre a la mejor Leona que pudo elegir como madre, una que nunca desfalleció pero que sobre todo, se fue leal en cada instante.
Mi amor y gran admiración por ti. Leona, gran ejemplo para mí.