Las mamás no sabemos lo que es la felicidad

Conversando con Alexandra Pumarejo: estudió Finanzas y Relaciones Internacionales, escribió el Libro “De tu lado con Alex”, dirigió la Revista Nueva, Periodista de Agenda en Tacones de Blu Radio, columnista en el Periódico El Tiempo, conferencista, y mamá de una hija adolescente.
Escribe aquí tu increíble etiqueta.
Al abordarla antes de comenzar su conferencia “La mujer 10”, me encuentro con una mujer espontánea, relajada, que se abre con total tranquilidad y disposición para conversar conmigo sobre el tema que me compite: La Mujer y la Maternidad. Puedo decirles que nos hubiéramos podido quedar conversando durante mucho tiempo porque sentí identificación con todo lo que propone en su conferencia, que no es más, para mí, que una maravillosa postura y filosofía de vida.

Quiero compartirles algunas de las frases de Alexandra ante mi primera y casi única pregunta: ¿Con esta conferencia propones desmitificar el paradigma de la mujer perfecta, de la mujer 10, que cuando se convierte en mamá yo percibo que se hace más grande todavía?

  • Yo creo que apenas uno queda embarazado se viene la culpa y no solo la innata a nosotras, sino también la que nos impone la sociedad.
  • En la crianza lo más importante es el ejemplo, los hijos lo que ven es el ejemplo.
  • Nos la pasamos diciéndole a nuestros hijos “Quiero que tú seas feliz”, pero no les estamos enseñando lo que es la felicidad porque no sabemos lo que es la felicidad ni para nosotras mismas.
  • Mamá dice: “Quiero que seas feliz” y el hijo responde: ¿sí ?, ¿Así como tú ?.
  • Las mamás nos cargamos responsabilidades que no nos pertenecen, hacemos cosas que nuestros hijos no nos pidieron hacer, pero que les señalamos para quejarnos.
  • No podemos dar de lo que no tenemos y si lo damos, lo damos con rabia. Tenemos que llenarnos, nos tenemos que hacer plenas, si estamos vacías no hay nada.
  • Creemos que por haberlos llevado 9 meses nos da derecho a opinar sobre todas las decisiones de nuestros hijos.
  • Ponemos nuestros miedos y anhelos en la vida de nuestros hijos.
  • Se hace necesario reconciliarnos para dejar de sentir culpa de ser felices.
  • Dejar de esperar o querer ser la mujer 10, porque cualquier expectativa que tengamos nos llevará a la percepción de estar en falta.

Mamá dice: “Quiero que seas feliz” y el hijo responde: ¿sí ?, ¿Así como tú ?.

Con estas frases y su conferencia me queda la plena convicción que como mujeres necesitamos seguir explorando nuestro mundo interno, sanar nuestras infancias, nuestros dolores, hacernos cargo de nuestra vida para no seguir culpando a nuestros padres, a nuestros esposos y sobre todo no cargar a nuestros hijos con nuestras historias, porque sin duda estamos poniendo sobre ellos aquello de lo que no nos hacemos cargo, nuestros miedos, nuestros anhelos, nuestras frustraciones.

Queremos que por medio de ellos (nuestros hijos), nuestra historia se sane y resuelva, en su gran mayoría lo hacemos de manera inconsciente y aclaro, lo digo sin juicios o señalamientos, más bien lo hago desde la invitación a mirarnos, a decidir movernos de la zona de comodidad para buscar y encontrar aquello que nos hace felices y por felicidad me refiero al sentido de nuestra vida, tal como lo dice Jorge Bucay “La felicidad es la sensación de serenidad que tienes cada vez que tienes la certeza de estar en el camino correcto, el camino que está dentro de cada uno ”.

Por eso queridas mujeres, queridas mamás, queridas compañeras de camino, las invito a que emprendamos el viaje de nuestra vida, el viaje que nos pone en el lugar de viajeras y también de destino, pongamos en pausa nuestra desbordada locura de pensar sólo en nuestros hijos, suplamos sus necesidades básicas y dejemos energía para pensarnos a nosotras mismas, encontremos lo que nos conecta, lo que realmente le da sentido a nuestra vida y ojo que la respuesta no puede ser solamente “mis hijos” porque si se van, nuestra vida se iría con ellos.

Vuelvo a la frase de Alexandra: “no podemos dar de lo que no tenemos, y si lo damos, lo damos con rabia”, por eso nos vamos enojando con la vida y con quienes nos rodean, sintiéndonos cansadas y poco correspondidas y esto es porque quienes menos se valoran, quienes menos se ponen atención, quienes menos se escuchan somos nosotras mismas y es lo que nos pasamos reclamando a los demás.

¡Es el momento de volver la mirada hacia adentro, escucharnos y darnos el lugar que merecemos!
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