A nivel físico
- Puede reducirse la fatiga.
- Oscurecen los pezones, las axilas y la vulva.
- Las articulaciones de la pelvis inician mayor flexibilidad / relajación.
- La energía creativa incrementa, esto incluye la energía sexual, favorecido por un aumento de la sensibilidad.
- Se aumentan cerca de 4 kilos de peso.
- Los pechos, en algunos casos, segregan calostro.
- Se notan las primeras señales de los movimientos del bebé, además que este se hace más notorio.
- Aparece la línea negra debajo del centro del abdomen.
- Pueden surgir molestias gástricas como ardor de estómago o congestión nasal.
- El útero ya no cabe en la pelvis y este entra en contacto con la pared abdominal anterior, desplazando los órganos internos.
- Con la expansión del vientre, los músculos y ligamentos del abdomen están tensos y experimentando mucha exigencia.
Este es un buen momento para comenzar una práctica que potencie esta energía que estamos sintiendo, además nos va preparando para pasar al 3er trimestre, en el que de nuevo se activan temores, ahora más relacionados con el parto.
La práctica de yoga, por ejemplo, nos permite observar, integrar y darle la bienvenida al cambio de nuestro cuerpo, relacionarnos con él, sentir su fuerza y traer los cambios en nuestro corazón y mente desde un lugar gentil y compasivo.
El yoga es un espacio de descanso, aceptación y entrega, espacio para escuchar las enseñanzas de ese universo de sensaciones.
Sea yoga, meditación, danza, o la práctica que sea de nuestra preferencia, iniciarla en este periodo de tanta vitalidad nos permitirá mayor conexión, seguridad y preparación para el encuentro con nuestro bebé.